La Ampolla Records

K. Tripontxi

Hay un proyecto que viene de lejos y puede que vaya para lejos. Es el de la publicación de un libro, memoria de lo que fueron los años de trabajo Gasteizko Langabetuen Asamblada que uniría lo que ha sido un trabajo paralelo y que aún continua de la Coordinación de luchas contra el Paro, la Pobreza y la Exclusión social. Ambos en los que estuve y estoy “enredando”. Desde que supe que se iba a publicar este libro me propuse escribir algo sobre mis propias vivencias vitales en ambos colectivos. Como el tempo ha sido relajado me ha permitido que sin prisa y sin pausa, haya logrado finalizarlo.

Mientras el proyecto se plasma en un libro he decidido publicarlo aquí para que sea leído desde ya. Espero que sea de vuestro interés.

De vuelta de un nuevo encuentro en el Parke de Alcosa (Valencia) se me agolpan las sensaciones y los pensamientos más diversos. No es para menos. Es precisamente en el Parke donde en el verano de 93 partía la Marcha contra el paro, la pobreza, y la exclusión social. Un año antes, después de mucho pensarlo, decidí ponerle cara a esas dulces voces que había detrás del teléfono de Beti Erne: la distribuidora de material alternativo unida a Gasteizko Langabetuen Asanblada. Dulces y persuasivas, como lo confirma el hecho de que esté escribiendo estas líneas.

Se iba a celebrar un encuentro en Barria, cerca de Gasteiz. Durante una semana personas de puntos tan lejanos geográfica e ideológicamente nos íbamos a conocer(nos) y tratar de arreglar el mundo. No creo que lo hayamos conseguido pero si puedo afirmar que lo seguimos intentando. Tampoco es una labor de una semana. Eramos un conjunto de personas de los más diversos grupos, colectivos e individualidades, personas que trabajábamos en las más dispares temáticas.

Si mi única neurona no me traiciona, como siempre hace el desodorante, allí se tomó la decisión de la marcha y en el encuentro de le Saler (Valencia) se le da forma, así como se toma la decisión de llamar a este “ente” Baladre. De Valencia a Madrid andando. ¡Toma ya! ¡Aguantamos!

A modo de “Flash back” acerquémonos algo más en el tiempo. Por ejemplo, mayo del 2006. Plaza de la Virgen Blanca, dónde sino que en Gasteiz. Dos compañeras están acampadas en una nueva campaña de denuncia, “Para ellos todo, para nosotras nada”. En feroz lucha con la pereza (por cierto un derecho) bajo a apoyar en la medida de mis posibilidades y hacer unas “foticos”. Allí en medio de la plaza me las encuentro en una mesa de camping absortas preparando la rueda de prensa. Me acercó y me miran como diciendo “ya sabemos que estás ahí pero ahora estamos aquí enfrascadas”. En ese mismo instante tengo un “déjà vu”. Una situación así ya la había vivido la primera vez que las conocí, que aterricé en Langabetuen Tokia (local de personas paradas de Gasteiz) camino del encuentro de Barria.

Formación política y social pero sobre todo formación vital y humana

Desde ese momento hasta hoy (más bien mañana, que será cuando salga a la luz ésto) han sido muchas las personas que he ido conociendo de las más diversas procedencias, tanto geográficas como sociales, han sido muchos los viajes por el Estado y Europa y sobre todo, unido a esto, han sido muchas las experiencias vitales y el aprendizaje social “absorbido” de todas estas gentes que pululan por este maravilloso “engendro” social y humano que es/somos, Baladre.

En mis tiempos mozos, allá por los luminosos ochenta y brumosos noventa, en el instituto, la política estaba en un punto álgido. Allí conocí a gentes de Jarrai, Hautsi, CNT y autónomas. Vamos, “la crème de la crème”. De todas aprendí pero nunca me tentó formar parte de nada excesivamente estructurado, de ahí que mis comienzos fueran allá donde confluían todas ellas: la Radio Libre del pueblo.

Todos estos colectivos y organizaciones aportaban cosas interesantes para el nacer en lo político y social de un adolescente tardío, la teoría y cierta práctica. Sin embargo, yo siempre reivindico como mi escuela en lo político, lo social y sobre todo en lo vital a las gentes de Baladre y muy en especial a esas “paradas” de Gasteiz que no podían estar nunca quietas. De todas ellas aprendí y aprendo cada día, cómo hacemos política, cómo hacemos sociedad en nuestros pequeños mundos más próximos, pero ante todo sobre la base de lo emocional, de los sentimientos, desde la misma imperfección, pero en definitiva desde las personas que somos.

Aprendí y me reafirmé, en darle un valor a las personas, en que no hay una línea que separe nuestro quehacer público del privado. Estos pueden ser niveles, estadios distintos pero forman parte de nuestro compromiso vital de transformación, tanto personal como social. Todo, siempre con altibajos, siempre con errores de los que aprender, siempre con dudas y contradicciones, y siempre cuestionándolo todo, pues no existe una verdad absoluta. Siempre en un crecimiento personal y social constante, muchas veces, sino todas, como el cangrejo, dos para delante y una para atrás. Siempre con flaquezas y fortalezas. Pero sobre todo, siempre con mucho calor y mucho cariño.

Ésto se consigue y transmite no solamente poniendo en común el saber, el conocimiento y la experiencia sino ante todo abriéndote el corazón. Sin dogmas, simplemente con las experiencias vitales y corazones de cada una de nosotras. Ejemplo de ello son las muchas “bileras” en las que me acogieron las gentes de Gasteizko Langabetuen Asanblada. Yo llegaba de improviso, como quien dice, de camino a algún encuentro de la Red contra la Pobreza o ENU o vete tú a saber, y ellas estaban reunidas en su asamblea semanal. Con total naturalidad me invitaban a pasar a dicha reunión. A mí me parecía algo inaudito, al menos algo que se salía de los normal. Es allí, donde veía y aprendía lo presente que estaba e importaba lo humano dentro de las acciones, actividades y decisiones que como asamblea tomaban. Algo que he vuelto a vivir en otra asamblea, la Asamblea contra el Tren de Alta Velocidad de Irun.

Si vale, pero ¿qué es Baladre?

Siempre surge la misma pregunta, pero en definitiva, ¿qué es Baladre? u otra que a mí me resulta más simpática, ¿tú eres de Baladre? Mi respuesta siempre es la misma, “si y no, depende”.

La definición más “chula” y poética que se suele utilizar es la de que “Baladre es una flor que coordina” y es que Baladre es una palabra de una de las lenguas, de uno de los territorios del actual Estado español, que omitiré para no meter la pata. Su significado en castellano es “adelfa”.

Aclarado ésto, conviene también aclarar porqué coordinación y no coordinadora. Para mí es evidente, pues lo que buscamos no es una plataforma estructurada de colectivos y personas, que es como yo entiendo la coordinadora, sino más bien, una confluencia en la acción de individualidades, personas a titulo personal u organizadas en colectivos. Más o menos, lo que se ha venido teorizando respecto a la organización en red. Una red en este caso difusa, compuesta por diferentes nodos conectados de muy diferentes maneras entre sí.

Ya, pero ¿eres o no de Baladre? Yo diría más, yendo mucho más lejos, preguntando y preguntándome, ¿existe realmente Baladre? Mi teoría al respecto es que “si y no, depende”. Por ejemplo, si nos reunimos en un encuentro para debatir u organizar alguna acción, llevar a cabo esa acción o planificar un viaje, en ese momento se activa esa red llamada Baladre y es en ese momento y ese espacio que existe Baladre. Cuando volvemos a nuestros entornos, a nuestros colectivos, en ese momento Baladre deja paso a nuestros colectivos, a nuestras actividades y/o acciones cotidianas, con lo cual se puede decir que Baladre queda desactivada, queda latente pero es cierto que sigue estando ahí. No solamente está activa o activada cuando nos reunimos o actuamos juntas sino que si en algún momento determinado se activa el apoyo mutuo (del cual supongo se explicará con más detalle en este libro) entre dos colectivos, o se echa mano de una persona para dar una charla o escribir algo o dar alojamiento camino de algún encuentro, entonces es cuando Baladre vuelve a existir en ese momento y en ese espacio. Así de simple y así de complicado.

Esta manera de organizarse, de entender la vida, diría yo, lleva evidentemente a que no en todo momento los niveles de implicación sean los mismos, dependiendo de multitud de factores. Así en cada momento y en cada lugar, son diferentes, las personas y colectivos que más activamente intervienen en la coordinación. Al ser una forma de organizarse tan difusa en tiempo y espacio, es claro que siempre pueden cambiar dichos factores y participar más activamente. Por otro lado, la red social de personas y colectivos que a lo largo de todos estos años han pasado por Baladre, lo mismo que la lista de recursos humanos disponible para activar el apoyo mutuo en determinado momento y lugar es altísimo.

Baladre e Interné

Mantener una red difusa como Baladre intercomunicada entre sus diferentes nodos era y es harto difícil. Más si cabe, si esa comunicación se tenía que llevar a cabo por correo postal y/o teléfono. Corres el riesgo de que se rompa la cadena si encuentras un nodo desactivado y de este modo la comunicación quedaba interrumpida.

Ésto es lo que me sucedió a mí. El correo no acababa de llegar y mi contacto se redujo enormemente. Todo ello hasta que llegó la otra red: la de Internet. Esta nueva red se empezó a popularizar y comenzaron a fluir los correos electrónicos y gracias a esa activación/desactivación se ponen en marcha las diferentes herramientas cibernéticas: listas de correo, sitios web. No son la “panacea” pero dada la idiosincrasia casi pareja de ambas redes, Baladre e Internet, esta última se ha hecho un “huequecito” en los corazones y necesidades de las gentes “baladrinas”.

En definitiva, ¿soy o no soy de Baladre? ¿Baladre existe?

Existe pues ha hecho posible este libro y existe en este preciso instante que lo estás leyendo. Del mismo modo en cuanto acabe de teclear dejaré de ser “de Baladre”, hasta la próxima vez que publique una noticia o envíe un correo electrónico, o nos veamos en un encuentro, … Hurrengo arte

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