Superando barreras

Asdecoba y “Seis colectivos en red”

1º.- Situamos esta historia

La historia comienza en los inicios de la década de los años 80. En el momento actual Asdecoba, Adecasal, Algo Nuevo, Escuelas Campesinas de Salamanca, Todo Servicios Múltiples y Terra Vita Rural, (los seis colectivos en red), enredan y entrelazan iniciativas en un esfuerzo comunitario y compartido. A lo largo de casi cuatro décadas estos colectivos y muchas personas han creído que la vida y la recuperación de muchas vidas, solamente es posible desde el ejercicio y el acceso a los derechos fundamentales, (alimentación, vivienda, salud y educación).

Esta historia, la comenzamos a vivir, y transcurre, en sus primeros momentos, en el medio rural situado junto a la frontera con Portugal y a casi 100kms. de la ciudad de Salamanca. Estos pueblos rurales comenzarán a sentir y a experimentar en estas décadas que una nueva etapa se avecina bajo la amenaza de un futuro de envejecimiento y despoblación.

En esos momentos, por una parte, participamos de reivindicaciones y luchas por algunos de los servicios y derechos sociales fundamentales, (mejora de la luz, acceso al agua corriente, centros de salud y atención digna, mejoras de las estructuras educativas); y por otra, comenzamos a vivir las primeras consecuencias de las medidas neoliberales que con toda la fuerza del capitalismo se quieren establecer, (y lo hacen), entre nosotros y nosotras; la entrada en la OTAN es un ejemplo, como lo es la entrada en la entonces CEE y sus políticas agrícolas tal como lo hizo el campesinado español y en qué condiciones tan desastrosas.

Aprendimos a luchar y a organizarnos para defender juntos y juntas los intereses de los pueblos y sus gentes por encima de otros donde actuaban ya entonces como correa de transmisión los partidos políticos del momento; como aprendimos a poner en marcha procesos de concienciación, o a desenmascarar mecanismos familiares y de otro tipo que tanto caciquismo alimentaban en casi todos los ámbitos del pueblo; o como aprendimos a poner en marcha procesos populares en el funcionamiento de los ayuntamientos, incluso al margen de los partidos, como organizaciones independientes; o en cuidar y defender la escuela rural; o en sospechar qué iniciativas había que apoyar para asegurar el futuro para las comarcas de Vitigudino, Arribes, Abadengo o Ledesma donde vivíamos; o como a experimentar el mejor legado de los pueblos en el trabajo comunitario de la tierra.

Nos organizamos para ganar batallas como la lucha contra la decisión de ubicar en la comarca un cementerio nuclear, promovido por el Estado, pero a la vez, apoyado con sus estudios, intereses e infraestructuras por una de las empresas, Iberduero, que va a actuar cuidando sus propios intereses aprovechando la debilidad de los pueblos rurales de aquellos años 1987.

Aprendimos mucho de aquellos nueve meses, de la gente, y del triunfo, por qué no. Aunque ya en aquellos momentos intenciones nada honestas como estas van asomándose por estas zonas e irán impidiendo que la población encuentre la manera digna de permanecer en su propia tierra.

No logramos frenar las perversas intenciones de la PAC y sus mecanismos; que hace que esta tierra de pequeños y medianos campesinos pierda su identidad fundamental, que no es otra que la de saber producir alimentos sanos para sus vecinos y vecinas. Y algo tan grave sucedía, mientras la población, en general, (hoy disminuida en dos terceras partes de la existente en aquel momento), permanecía pasiva ante políticas y estrategias activas que han ido haciendo que los pueblos y sus gentes, en general, y en esta zona en particular; pierdan sus propias estructuras, organizaciones y servicios. Casi siempre los males los veíamos y hemos visto venir de fuera, aunque apoyados y sostenidos, en muchos casos, por intereses imperdonables de personas de los propios pueblos.

Pero, lo comunitario, la alimentación y los cuidados como pilares de desarrollo, de dignidad y de futuro, permanecían intactos como guías en el horizonte de nuestras iniciativas y proyectos. Estos tres elementos de nuestro convencimiento nos fueron llevando, con el pasar de los años, a señalar que los pueblos pequeños y el medio rural tendrán futuro a medio o largo plazo, si defienden la tierra, (¡la tierra no se vende!) y cuidan sus gentes.

¡Cómo no íbamos a aprender, en medio de esta compleja realidad que se va sumiendo en un “no hay salida” a medio y corto plazo!

2º.- Un cambio importante

La realidad que durante algunos años habíamos vivido un buen grupo de las personas que veníamos del inicio de esta historia, pareció que era el final ante otra realidad que, a mitad de los años 90, se les presenta debido a los vaivenes y situaciones de la vida.

Esta realidad, la del barrio urbano de Buenos Aires en la ciudad de Salamanca, con el tiempo va a ser otro de los espacios fundamentales en la construcción y crecimiento de “6 colectivos en red” en el momento actual.

Es un barrio que tiene su origen en los años 1980, en el 83 de manera concreta. Nace fruto de dos planteamientos, y uno de ellos, sin duda, bastante perverso. La presencia de gobiernos socialistas en el estado español, propicia la construcción de vivienda social en espacios un tanto especiales, a veces apartados y alejados, como es nuestro caso.

Es verdad que intenta dar respuesta a la falta de vivienda en muchas familias y al no acceso de otras; pero, también es verdad, que no se tuvieron en cuenta planteamientos sociales, hoy básicos, que suponen la integración y no separación de colectivos con mayores dificultades, y el resto de la población, a la hora de disfrutar y acceder por derecho a una vivienda digna.

El otro planteamiento que da origen a este tipo de barrios, y en concreto a Buenos Aires, tiene detrás un objetivo: ubicar a familias que viven en el casco histórico de la ciudad y que desde hace algunos años sufren la exclusión; de manera que, en esos momentos comienzan a ser utilizadas y a formar parte de uno de los eslabones del narcotráfico con las drogas, heroína, cocaína…. Este casco histórico se pretende que sea Patrimonio de la Humanidad y espectáculo para el turismo; y, para ello, hay que “limpiar” y reubicar a un buen grupo de familias.

Esta configuración, un tanto complicada desde el inicio, va a marcar el futuro de un barrio que hoy está “sin salida”; debido, sobre todo, a la dejación, (¿intencionada?, ¿consentida?) institucional, al silencio cómplice de entidades públicas y privadas y a la inhibición de un colectivo como el gitano, que es verdad que ha sufrido como nadie todo tipo de exclusión en la reconversión de sus actividades económicas tradicionales; pero, que está siendo víctima en la pérdida de su propia cultura como pueblo y sus gentes. Al ser utilizadas algunas de las familias más significativas del barrio para esta actividad esto ha significado una vuelta atrás en muchos de los avances sociales y culturales en los que se habían implicado.

Empresarios, jueces, abogados, e instituciones públicas del ámbito local, autonómico o estatal se han convertido, a día de hoy, en actores y consentidores de la situación de violencia, marginalidad o tráfico; empobrecimiento, en definitiva, que solamente los vecinos y vecinas del propio barrio sabemos lo que significa, al estar viviendo y sufriendo durante tantos años y en el día a día estas situaciones, sin ver salida y sintiendo que, a pesar de la lucha, se hacen oídos sordos a casi todas las demandas y propuestas planteadas.

Una vez más, un barrio construido y acogido por 350 familias con toda la ilusión y esperanza de haber encontrado solución al deseo de dar respuesta al problema que, casi siempre, significa el poder acceder al derecho a la vivienda; a lo largo de una veintena o treintena de años, se ha convertido en una esperanza frustrada y en vivir la vida de cada día en un “espacio sin retorno” al no poder ser el barrio que acogía tantas ilusiones personales, familiares y sociales.

Quizá, por toda la problemática vivida durante más de treinta años, el barrio de Buenos Aires, siempre ha sido un espacio inquieto y asociativo; con personas de fuera del propio barrio y por supuesto entre la propia población.

Cuando a mitad de los años 90, el año 1994 en concreto, llegamos al barrio algunas de las personas que hoy permanecemos en “6 colectivos en red” comenzamos a estar y compartir presencia en algunos de los diversos colectivos que están organizados y presentes en el barrio en aquel momento: Asociación de vecinos y vecinas, de mujeres, de jóvenes, de mayores, de padres y madres, Cáritas, Cruz Roja, la parroquia… En una población de no más de 1500 personas, esta riqueza asociativa era fruto de diez años de esfuerzo sobre todo de los mismos vecinos y vecinas.

Se había luchado para dar respuesta a problemas de infraestructura en el espacio del barrio, se había conseguido un espacio vecinal y, sobre todo, en el mismo colegio, algún espacio más para uso de las asociaciones. Pero, el momento, traía a nivel global los primeros signos de que, junto a la problemática antes descrita, se entrelazan situaciones sociales y familiares que comienzan a ser preocupantes. Situaciones de desempleo, situaciones de precariedad y conflicto; es decir, aquellas que se derivan de la primera “crisis” social de la democracia; años 1992 y siguientes.

3º.- Surge Asdecoba

En los últimos meses del año 1994 y, sobre todo, en el transcurrir de año 1995, surge el colectivo Asdecoba, que en los años venideros se va a convertir en el motor de la dinamización, participación y construcción de iniciativas sociales, comunitarias y económicas.

Los tres grandes pilares de la acción e iniciativas de Asdecoba son, la acogida, la acción comunitaria y ser red de contactos y compartir con otros colectivos del estado español.

Algunas de estas iniciativas se concretan, en la Guardería infantil y el programa de Ludoteca y Educación de Calle; en la atención permanente a la problemática de las familias y de los jóvenes, en particular; y sobre todo en la permanente asamblea vecinal donde afrontar las situaciones de conflicto que se van derivando de la presencia masiva del narcotráfico y sus consecuencias. Surge también la necesidad de abrir un piso como espacio de acogida para situaciones más problemáticas de personas jóvenes. Otra de las iniciativas determinantes para el futuro fue en aquel momento la búsqueda de respuesta al problema de formación y desempleo que cada vez aparecía con más fuerza entre las mujeres y las personas más jóvenes. Así surge, entre otras, la iniciativa de empleo Algo Nuevo, como empresa de Inserción con el objetivo de poder dar respuesta al problema del desempleo. Desde entonces, otra de nuestras preocupaciones con más fuerza, es crear contacto y red con otros colectivos e instituciones. Así comienza nuestra presencia en CAS, y, más tarde, (tras un breve paso por la organización EAPN), en Baladre, como espacio de lucha contra la exclusión y la pobreza; por poner algunos ejemplos.

En el año 1997, en medio del esfuerzo inicial por sacar adelante este proyecto, que va tomando forma de herramienta de lucha desde un barrio que se complica en su convivencia por momentos; surge la posibilidad de hacernos presente y poder dar alguna respuesta a la problemática de las personas privadas de libertad, la cárcel. Pero, también es el momento de volver a hacer presencia en el mundo rural y retomar el contacto con algunas de las propuestas e iniciativas que, en algunos pueblos, habíamos dejado personas que veníamos de ese mundo al urbano.

4º.- Nuevas relaciones entre el mundo urbano y el mundo rural

Poco a poco, con el paso de los años, vamos trasladando a estas tres realidades los mismos pilares en los que caminamos con Asdecoba, la acogida, la acción comunitaria y la necesidad de ser red con otros colectivos. Van surgiendo nuevas iniciativas tanto en el ámbito rural como el de la cárcel; y, sobre todo, se va creando desde la reflexión, el encuentro y el diálogo, una nueva conciencia social y comunitaria de lucha.

Esta tarea se va entretejiendo y relacionando con distintos colectivos que van a hacer que, muy desde abajo, desde la propia población, se protagonice el planteamiento que se va a ir generando entre todos y todas. Adecasal y Escuelas Campesinas como colectivos rurales; y otros, como Pastoral Penitenciaria en cercanía y encuentro con las personas presas, van a ser algunas de las herramientas colectivas desde donde ir entrelazando problemáticas, redes e inquietudes.

El espacio urbano de un barrio como el de Buenos Aires, el medio rural de pequeños pueblos y la cárcel con toda su problemática, son tres realidades que vamos mirando y en las que nos vamos situando con un denominador común que las une en nuestros planteamientos e iniciativas, el EMPOBRECIMIENTO.

En el medio urbano, desde este barrio y tantos otros, el empobrecimiento tiene nombre de “espacios sin vuelta atrás”, sin futuro, y alguien se ha empeñado en ello. En el medio rural de pequeños pueblos, tiene nombre de “expolio”, cuando se le ha robado el papel social, económico y cultural que han tenido los pueblos, que era producir alimentos sanos para la sociedad desde el campesinado y su forma de vida; pero que, otros y otras, (la PAC, por ejemplo), se han empeñado, desde el capital y la agroindustria, en que desaparezca definitivamente. En la cárcel, tiene nombre de “criminalización” de personas que ocupan las cárceles como única respuesta a problemáticas generadas y no afrontadas en la sociedad.

Estos tres espacios son una realidad de mirada, transformación y de presencia de distintas iniciativas desde tres pilares que nos determinan para el momento actual: la alimentación, los cuidados y la comunidad. Estas son hoy las grandes preocupaciones que guían el estar y el hacer de “6 colectivos en red”.

A lo largo de estos años, hemos ido descubriendo algunas intuiciones que nos están sirviendo de lección. El empleo ya no debe ser nuestra preocupación; pues, muchas de las personas con las que compartimos nuestras vidas, ya no van a tener acceso nunca a él; sin embargo, el trabajo ha de ser la preocupación de saber utilizarlo como una herramienta de crecimiento y maduración de las relaciones personales y comunitarias en las vidas de todos y todas. Los servicios sociales ya no creemos tampoco que sean una herramienta de acompañamiento a las personas. Trabajamos en el acceso a los derechos sociales fundamentales que generan dignidad en todas las vidas y todas las personas. Los cuidados o las redes generadas estamos empeñados en que no sean servicios sino apoyos comunitarios imprescindibles para pasar de una sociedad individual a una necesaria dinámica de vidas que apuestan por lo comunitario y lo común, por recuperar su vida en la comunidad; y, en este sentido, estamos empeñados en dar cada día mayor visibilidad a la mesa del bien común.

El momento actual lo vivimos con la fuerza que nos dan los planteamientos e iniciativas que en nos están determinando, por decisión de todos y todas, con la aportación de todas las personas e iniciativas que formamos “6 colectivos en red”, para este y los próximos tiempos.

5º.- Algunas necesidades a las que estamos intentando dar respuesta con herramientas concretas, desde los colectivos e iniciativas en red

1ª necesidad:Que la economía ayude a construir, también, comunidad”. La participación en Coop57. Forma parte esta herramienta del convencimiento por hacer de la economía una respuesta que ayude a entretejer y formar parte de la dinámica social y comunitaria en la que vamos creciendo. Esta herramienta provoca algunas iniciativas clave:

  • Fortalecer la economía solidaria y comunitaria.
  • La información necesaria de la gestión económica en todos los colectivos y en las personas que participan.
  • Tener en el horizonte la posibilidad de organizar y apoyar Coop57 como sección territorial en Castilla y León, pues, actualmente, formamos parte de Coop57 Aragón.
  • Que a través de cada uno de los seis colectivos que tienen entidad legal, busquemos, que también desde lo económico, el funcionamiento interno de cada colectivo sea el adecuado a los planteamientos sociales y comunitarios que planteamos.
  • Necesidad de que la economía forme parte, necesariamente, del bien comunitario que supone la Mesa de los Bienes Comunes; (tierras, infraestructuras, personas, bienes públicos y privados…).

2ª necesidad:Comer es una acción política”. Este planteamiento, que forma parte de la vida de muchos colectivos y personas en otros lugares, lo hacemos también nuestro; pues, la alimentación como derecho, es un eje transversal de todas las iniciativas. Algunas de las consecuencias de esta opción:

  • Defender los derechos sociales frente a servicios sociales; especialmente en el acceso a la alimentación.
  • En este contexto situamos la última iniciativa puesta en marcha con la gestión de dos panaderías en el mundo rural ante la jubilación de sus propietarios; con el riesgo de que desapareciera este servicio histórico y necesario.
  • Crecer en las relaciones entre el mundo rural – mundo urbano. Implicarnos en la campaña de información, reivindicación y concreción sobre esta necesidad con otros colectivos.
  • Que la profesionalidad y calidad que exigen el volumen importante de comidas que servimos, haga posible y de forma definitiva, lo que queremos que sea el Centro Comunitario de Alimentación.
  • Estar atentos en favorecer las posibles nuevas personas pobladoras y el acceso a la tierra, desde las posibilidades que pueden dar el cultivo de hortalizas o de cereales para continuar completando nuestras iniciativas.
  • Cómo la Red de Saberes y Sabores del Bajo Tormes hace necesariamente suyo este planteamiento político de la alimentación y el comer, con una preocupación importante que ya estamos trabajando, cómo organizar la responsabilidad de gestionar los excedentes alimentarios; los nuestros y aquellos que recibimos en momentos puntuales.

3ª necesidad:Cómo cuidarse y cuidar”. Siempre fue un eje fundamental de las preocupaciones de personas y colectivos que entrelazamos estas redes. Propuestas que nos hacemos:

  • Cuidarse y cuidar desde y en la precariedad que acompañamos: qué concepto tenemos de los cuidados, cómo cuidar y cuidarnos, que sea tarea compartida y no sólo sea tarea de la mujer.
  • Los cuidados y cuidarse requiere relaciones de horizontalidad – igualdad – ser distintos y distintas; requiere cuidar el lenguaje de género, el lenguaje utilitarista, los afectos compartidos.
  • En nuestros colectivos seguimos alerta y cuidando que el trabajo sea una herramienta para los cuidados y las relaciones comunitarias; nunca empleo como herramienta mercantil.
  • Valorar los espacios de encuentro y diálogo que en estos años hemos puesto en marcha: espacio comunitario, espacio en red y espacio abierto y otros. Que cada día más, la Casa de Acogida, se convierta en referencia de apoyo para muchas más.

4ª necesidad: Formación y acompañamiento entre nosotros y nosotras. Nada puede crecer en la dirección social y comunitaria que buscamos, si no cuida también la formación y el acompañamiento personal. Propuestas que nos hacemos:

  • Referencia permanente en los espacios de formación de cada iniciativa de los dos ejes de esta formación, los cuidados y la comunidad.
  • Desarrollo común en el espacio abierto de contenidos comunes como, Derechos sociales/Servicios sociales, todo el sentido de los cuidados y cuidarse, feminismos ante el patriarcado y la Renta Básica de las Iguales.
  • Desarrollar con las personas más empobrecidas que acompañamos el plan de formación que intenta afrontar la afectividad rota, la salud deteriorada por el consumo o lo comunitario absorbido y dominado por el individualismo. Siempre lo decimos y pretendemos sentirlo, cómo pasar de las situaciones de “no vida” a cuidar “la vida”.
  • Hacer de cada acompañamiento en la formación en las iniciativas un proceso circular y no lineal.
  • Continuar haciendo del espacio abierto un lugar de apertura y coordinación con otros grupos y colectivos, de red, de intercambio, de afrontar realidades comunes. Un lugar de mirada y aprendizaje continuo.
  • Aprovechar momentos especiales como el que supone este año 2023, para hacer memoria del camino y reafirmarnos en el horizonte de futuro que queremos.
  • El aprendizaje de más de cuarenta años nos obliga a mirar, ahondar, y, si es necesario, replantear qué hemos aprendido de las lecciones más importantes y, cómo, si es necesario, replantear estas lecciones en las que nos apoyamos tantas vidas.
  • Estas lecciones que apoyan la formación y el acompañamiento las estamos planteando en estos ejes:
    • Hay mucho que celebrar; hay mucho por hacer; hay mucho que apoyar y cuidar”.
    • Memoria y futuro desde unas relaciones difíciles. 40 años de historia, lucha y convivencia. Asdecoba”.
    • Economía social y comunitaria. Algo Nuevo, Terra Vita Rural y Todo Servicios Múltiples”.
    • Derechos sociales en femenino. Participación de las mujeres”.
    • Mundo rural – mundo urbano. Derecho a la alimentación”.
    • Infancia, juventud y familias”.
    • Las relaciones en red. Colectivos y entidades”.
    • Celebración festiva de 40 años. Un barrio abierto a la ciudad”.

Así estamos, así vivimos, así hacemos, así pensamos. Ni el barrio, ni los pequeños pueblos, ni la cárcel, ni la calle, son ya espacios – barrera en nuestras iniciativas y en nuestras vidas. La red de iniciativas, bajo el paraguas de un proyecto en red, nos ha llevado y posibilitado saltar muros nada fáciles de estos cuatro espacios. Cuidar y cuidarnos; apoyar y apoyarnos; ya no tiene barreras que otros se empeñan en alimentar.

Emiliano de Tapia Pérez [Salamanca. Enero. 2023]

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