Raquel C. Pereiro
Me es difícil empezar un textito donde reflejar mi mirada sobre Baladre. De hecho intenté escaquearme un poco de la propuesta pensando que no conocía mucho del espacio ni muchas baladrinas como para escribir algo en el libro del 40 cumpleaños. Por cierto, lo primero de todo, ¡felicidades!
Hablándolo me di cuenta de que conocía a más baladrinas y más de Baladre de lo que pensaba. Mi mirada era difusa, quizá porque algo así es Baladre, un espacio de coordinación difuminado, extenso, permeable, que se define más por lo que va construyendo y haciendo. Desde afuera, como amiga, me es difícil saber dónde están porque están en muchos sitios. Conocer cuántas y quiénes son, porque puedes estar entre baladrinas sin saberlo.
Al pensar en Baladre (y con ello me vienen a la cabeza las personas ahí enredadas que conozco) pienso: es un espacio que me transmite esperanza por su compromiso con lo cercano, con los procesos y las necesidades que suceden a nuestro alrededor y que además permite enganchar diversos alrededores que enriquecen cada una de esas miradas enraizadas.
Como en los cumpleaños se suelen pedir deseos, el mío para Baladre es que continúe mirando los territorios que habita y sus gentes con la dignidad que lo viene haciendo, esa que permite afrontar y acompañar las duras situaciones a las que este sistema nos enfrenta sin condescendencia; donde nacen luchas, propuestas y acciones radicales que nos llevan a seguir caminando y aspirando a un mundo más justo.
Espero que esta amistad política se siga nutriendo y enredando.
Raquel C. Pereiro de La Villana de Vallekas