Luis González Reyes
Que un espacio como Baladre tenga ya 40 años de existencia es un prodigio. Una red estatal sin liberación de tiempos para la coordinación, con una estructura común mínima, con un presupuesto autogestionado y muy precario, y trabajando con personas en exclusión… No hay nada que se le parezca ni remotamente.
Pero el prodigio no termina ahí, porque Baladre no solo existe, sino que existe mucho. Esta red de gentes, que se dice pequeña (pero que no lo es) ha sido capaz de colocar temas en los movimientos sociales de estos lares, ahí está esa Renta Básica de las Iguales o esa visibilización del mundo de las cárceles; de ser determinante en el trenzado de resistencias a la Globalización o la Unión Europea; o de poner en marcha realidades sin las que no se pueden entender Málaga, Salamanca, Xátiva, Vigo, Valencia, Cuenca, Irun o La Orotava.
Por si esto no fuese suficiente, Baladre ha sido el hilo que ha permitido que, durante al menos 30 años, CGT, Ecologistas en Acción y ella misma hayamos trenzado una alianza tan sólida que ha trascendido los distintos relevos en las coordinaciones de las distintas organizaciones. Una alianza que nos ha enriquecido mucho y hecho más fuertes.
Y, para completar el triple mortal con tirabuzón, Baladre trabaja con la población más machacada, con la vulnerabilizada y excluida. Con esa que ha recibido tantas hostias, que se parece un poco a un boxeador sonado, que no sabe relacionarse de otro modo que con los puños y no siempre ve con claridad. Sostener el nivel de desgaste, para empezar emocional, que esto supone, haciendo el trabajo desde el contacto directo, no desde una mediación burocratizada, es eso, un prodigio.
Pero los prodigios no brotan solos. No hay un milagro detrás. Baladre se sostiene con el esfuerzo constante, generoso y entregado de unas cuantas personas clave diseminadas por el territorio. Se alimenta de la construcción compartida de sentido, de ver la importancia de lo que se hace y de por qué se hace así. Se proyecta a través de las dificultades gracias al cuidado de las relaciones, que necesitan de atención, alegría y mimos.
Muchas gracias por ser y por persistir. Os necesitamos todo.
Luis González Reyes, miembro de Ecologistas en Acción