Nacho, Entrepatios
Baladre… es ese lugar, ese espacio que habita la periferia desde el centro, o hace de la periferia el centro. Siempre me he preguntado por qué Baladre no tenía grupo fuerte en Madrid o Barcelona, y, no sé si como pensamiento relacionado, como justificación o como razón me sale esa identidad periférica, tan importante, tan central para saber estar siempre donde otras no llegan, para encontrar la manera de conectar luchas que para la mayoría resultan invisibles, y para conectarlas con luchas que para otras sí son visibles.
Es posible que, no sé si de nuevo como justificación, razón o excusa, llevo años habitando la periferia de Baladre, en un juego de palabras y pensamiento que he alimentado al no salirme de sus listas de correo, seguir recibiendo la programación de radio pimienta, o acudiendo a alguna escuela o encuentro cuando mi relación periférica es ya demasiado satelital. Como si ese roce con las personas, con su esencia, ese abrazo dado con el cariño de lo que no marchita el tiempo, fuera otra forma más de renovar o recordarme la centralidad, que tampoco marchita, de lo que representa Baladre, la apuesta por poner la periferia en el centro.