Emma Gómez Nicolau, Socióloga en la Universitat Jaume I
Baladre es enredo. Conexión de personas y colectivos aquí y allá con la voluntad y la capacidad de aportar desde saberes y sentires diversos. Pocas prácticas de transformación social mantienen con tanta coherencia la mirada participativa desde abajo, desde lo comunitario. Sin duda, creo que en los barrios y en las comunidades es donde Baladre logra su máximo sentido y realiza una tarea de movilización de lo comunitario extraordinaria. Sin embargo, su acción no se detiene ahí, sino que Baladre ha tejido una red densa de relaciones que alcanza a movimientos, colectivos y organizaciones, también instituciones educativas diversas como la universidad, espacio en el que me encuentro.
Tengo la suerte de, sin ser parte, estar conectada a la red. De manera intermitente y no siempre con las energías al máximo, con las gentes de Baladre hemos organizado seminarios para estudiantado universitario, presentaciones de libros y charlas dentro y fuera de la universidad y compartimos las novedades editoriales de Zambra-Baladre y otras. La verdad es que el ritmo de tráfico de libros muchas veces no da para acabarlos todos y algunos se quedan a medio leer.
Pero tanto los libros como las iniciativas no llegan solas, sino que vienen de la mano de personas con una capacidad de movilización pasmosa.
Estoy muy agradecida por haber podido aprender durante estos años de una manera de hacer que lejos de vestirse en voluntarismo o heroísmo, constituye una práctica afectiva de cuidados. He podido conocer de primera mano algunos de los proyectos de la red que, personalmente, han trastocado percepciones que tenía muy arraigadas y me han permitido revisar prácticas, opiniones y discursos. Ha sido un privilegio ser testigo de la creación de espacios liminales, de la abertura de brechas en el sistema y de la construcción de prácticas de resistencia generadoras de esperanza colectiva. Siempre muy cerquita, Baladre es como un trocito de casa.
Felicidades por lo enredado y a seguir tejiendo.