Palabreando y mucho más. Cuarenta tacos de Baladre

Ivan Murray Mas

Mi primer contacto con Baladre fue a través de las publicaciones que devorábamos hacia finales de los noventa y principios de los dos mil. Por aquel entonces creía que Baladre era básicamente una de esas editoriales que nos ofrecían herramientas clave para los movimientos sociales y las luchas. En plena movilización contra la globalización capitalista, Baladre junto con Virus, publicaron textos que nos ayudaron a entender mejor la geopolítica y geoeconomía del capitalismo global. Y, también como se tejían las resistencias. Precisamente, mi amigo Ramón Fernández Durán publicó por aquel entonces unos textos que todavía hoy son de referencia, tanto en el mundo de los movimientos, como en el mundo académico.

Como, por ejemplo, Capitalismo (financiero) y global y guerra permanente. Gracias a Ramón conocí a Manolo Sáez Bayona con quien, a partir de entonces, compartimos amistades e inquietudes. Baladre y Manolo se confunden, o mejor dicho se funden, en memoria. La vida de Manolo es Baladre. Pero, ¿que era eso de Baladre?

A raíz de conocer a Manolo, empecé a entender Baladre, que se asemeja más a una micorriza que a una planta. Así los hongos se extienden en forma de red en una relación de apoyo mutuo con las raíces de las plantas. De la misma manera, Baladre es una red, una coordinadora, que se extiende en apoyo y colaboración con múltiples movimientos. Baladre se constituye como un espacio de lucha contra el capital con una profunda mirada de clase, poniendo en el centro la vida y, más concretamente, la vida de aquellas empobrecidas e invisibilizadas. Mucho antes de que se pusieran de moda la cuestión de la desigualdad por Thomas Piketty o el precariado de Guy Standing, Baladre estaba en los barrios trabajando codo con codo con las empobrecidas y precarias. También, antes que la cuestión de la Renta Básica se convirtiera en un concepto más o menos conocido, las gentes de Baladre se encargaron de reflexionar sobre la misma y difundirla ampliamente. Pero, la RB que defendían desde Baladre, y que todavía defienden, es una renta básica de las iguales entendida como una herramienta de transformación social emancipadora frente al modo de dominación capitalista-patriarcal.

Sin lugar a dudas, Baladre ha sido una pieza clave en la articulación de resistencias, la construcción de proyectos emancipadores y, sobre todo, un espacio de agitación colectiva para pensar y actuar en tiempos de colapso. Todo ello atravesado por muchos cariños y cuidados.

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